domingo, 15 de octubre de 2017

A ti te miro y sé que me voy a despeinar el alma, esa manera tan tuya de hacerme volar. Me das alas para que las alturas no me den tanto vértigo, me das cielo para que el aterrizaje a la realidad no duela.
A ti, que tienes en la piel caminos intransitables que llevan mi nombre, que se te dibujan en la comisura de los labios las certezas que necesito para hacer latir el corazón. 
A ti que me haces entender que el amor es eso, sentirme liviana cuando te me acercas, suspirar cuando tu nombre me besa las sienes y la eternidad me susurra en el oído que contigo si. 
Contigo si me lanzo al vacío para volar, contigo si cierro los ojos para sentir la vida latir entre el esternón y el miocardio. 
Y comprendo que el amor trata de nosotros, cuando nos decimos te quiero sin hablar.
De ti, cuando tienes poesía en al punta de la lengua y de repente me besas. 
De mí, cuando llovizno y quieres mojarte conmigo. 
Que la magia que llevas en la yema de los dedos, que el rocío que nace cuando nuestros ojos se humedecen, que el suspiro cuando estamos juntos, ese que nos resucita siendo otros, de eso trata también el amor.
Venga, que el amor es danzar con el alma desnuda, son las certezas que me dan tus latidos cuando me cantan las melodías que sólo yo reconozco. Es darme el lujo de soñar despierta y hablar de ti todo el tiempo. Saber que el sol se oculta en tu sonrisa chueca y que la oscuridad no es sinónimo de miedo, sino de paz, al ver  que las estrellas nacen en tu piel. Entonces sonreír complacida sabiendo que contigo si, contigo si me aventuro a amar con los ojos cerrados.
Sí, el amor es eso que tocamos en el alma del otro, que podemos oler a kilómetros de distancia, que son las manos entrelazadas cuando la lejanía nos amenaza. El amor es saborear tu nombre, es saber que todos los caminos equivocados me llevaron a ti, a tus brazos. Son todos mis pasos y los tuyos enredados en el mismo destino, es la adrenalina de la mirada encontrada en el alma.
Y saber que ya no existe el miedo, que la nostalgia no nos come las entrañas, que llorar solo vale la pena cuando es de felicidad. Que en tu voz reconozco todos los nombres, que en mi boca tu existencia es más dulce y el frío no nos hace daño, el café deja de ser amargo y el cielo recobra su verdadero color. 
Saber que contigo si, el tiempo que dure, pero juntos.

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